viernes, 28 de noviembre de 2014

Corazón de Tormento [Capítulo 8] GRAN FINAL

Augusto le apunta a Karen dentro del auto.



Augusto: Bájate estúpida.

Karen: Pero no me aprietes...

Karen se baja del auto siendo apuntada por Augusto. Entran a la guarida. Él la tira contra la cama.

Augusto: Ahora sí vas a saber quién es Augusto, Augusto Méndez (ríe).


Capítulo 8
Gran final


Justo cuando Karen fue empujada a la cama por Augusto, llega Rolando al lugar, pues sospechaba de algo cuando vio salir de la empresa Storm Corporation, a los dos, notando que Augusto llevaba obligada a Karen.



Rolando (sorprendido): ¿Qué significa esto?

Karen se levanta de la cama y sale corriendo hacia Rolando nerviosa.

Augusto: (apuntándoles con el arma) ¡Si dan un paso más, mueren desgraciados!

Rolando: ¡Vaya, vaya! ¿Quién pensaría que Augusto Méndez resultaría ser un sucio secuestrador?

Karen: (susurrándole a Rolando) Él es Silent Blood, la persona misteriosa que nos ha estado tendiendo una trampa.

Rolando (sorprendido): ¿¡Tú!? ¿Quién lo diría?

Augusto: ¡Cállense ya los dos sino quieren morir de una manera más rápida! ¡Cállense!

Rolando piensa que Augusto no es capaz de presionar el gatillo del arma, por lo que con agilidad, se lleva a Karen corriendo de allí, pero Augusto reacciona rápido y dispara. El tiro es para Rolando, quien afortunadamente no muere en el acto gracias a que el tiro solo le rozó el hombro. Los dos paran, Karen iba a salir corriendo, traicionando a Rolando, pero Augusto logra llegar rápido y tomarla del cuello con brusquedad.

Augusto: ¡Quédate quita, zorra! (Karen queda intacta). Y tú no te muevas desgraciado (a Rolando).

Augusto se lleva con fuerza a Karen para la misma cama vieja. Allí la va amarrando y luego va por Rolando, al que le hace lo mismo: Lo amarra en la misma cama en la que está Karen.

STORM CORPORATION
OFICINA DE KATHERINE

Ya varias de las personas que le tenían aprecio a Katherine, están enteradas de que ella en realidad vive. Katherine se encuentra en su oficina, haciéndole varias llamadas a Augusto, sin embargo termina por rendirse, ya que él no atiende al teléfono.



Katherine (preocupada): ¿Qué estará pasando? ¿Qué hará con Karen? (después de una breve pausa). Esto no puede seguir así, tengo que ir a buscarlos donde sea.

Katherine se levanta de la silla en la que estaba sentada y sale de la oficina a toda prisa.

CASA MÉNDEZ
CUARTO DE AUGUSTO

Leopoldo también está preocupado. Él por Augusto, pues también le lleva haciendo varias llamadas.



Leopoldo: (deja de llamar) Ya me cansé de insistir. En cuanto llegue mi hijo, tendrá que darme algunas explicaciones de la ropa tan extraña que tiene guardada en este cuarto.

La cámara enfoca la cama de Augusto, donde hay ropa negra marcada con “Silent Blood”, guantes negros y varias mallas.

CASA ABANDONADA

En la casa vieja y abandonada, la guarida de Augusto, se encuentran Karen y Rolando amarrados a la cama. Luego se ve a Augusto dentro del baño, organizando de cierta manera una tina, la cual está llena de gasolina, él va riendo mientras introduce más gasolina dentro la tina y en sus bolsillos, tiene fósforos. De lo que Augusto no se ha dado cuenta, es que Rolando está tratando de soltarse, algo que va dando resultado.



Rolando: (a Karen en voz baja) No te preocupes, yo regresaré por ti cuando llame a la policía… Solo debo ir a pedir ayuda (se termina de soltar).

Karen: Estoy segura que cuando Augusto sepa que escapaste, me matará. Desátame a mí también, por favor…

Rolando: ¿No entiendes que no hay tiempo? Le puedes decir que si algo te pasa, a él también le pasará, ya que tiene varias cosas que aclarar con la justicia: Como el primer secuestro de la otra vez. Además Katherine se enterará de su verdadera identidad, de cómo es él en realidad. ¡Nos vemos!

Rolando sale corriendo dela guarida sin hacer ningún tipo de ruido. Karen está muy nerviosa.

Karen (nerviosa): Espero no morir en este momento, tengo varias cosas que hacer (ríe). Como terminar de deshacerme de verdad de la desgraciada de Katherine. Ella no seguirá viviendo.

Karen sigue riendo, pero deja de hacerlo, poniéndose muy nerviosa al ver a Augusto en frente de ella, muy serio y pasándose la pistola de una mano a otra. En la carretera, se encuentra Rolando caminando a mucha prisa, casi corriendo, dirigiéndose a la agencia de policía. Cuando está cruzando la calle, un camión muy grande de escombros, está pasando. De repente, el camión choca con un poste de luz. El grande vehículo cae, incluyendo los escombros de metal, que se juntan con el poste de luz y hay una corriente eléctrica. Hay mucha tensión en la escena. Antes de que el camión cayera, Rolando estaba cruzando la calle, quien se quedó paralizado al ver el camión caer, no reaccionó y terminó por quedarse ahí. El hombre arde en llamas, restregándose y dando vueltas por la carretera. Hay otras personas heridas pero ningún otro próximo a morir, como Rolando. Las personas que van llegando observan todo sorprendidos El fuego se va haciendo más tenso y Rolando poco a poco es consumido por las llamas hasta morir.

CASA ABANDONADA

Karen está llorando, al ver como Augusto la va desamarrando para asesinarla.



Augusto: No debiste confiarte y permitir que ese maldito se largara. Ahora tú vas a pagar las consecuencias. Cuando la policía llegue, solo verá tu cadáver y no a mí, cuando logre escapar.

Karen: (llorando) ¡Por favor no! Espera, puedo hacerle una llamada a Rolando… Él contestará y le explicaré todo. Pero aún no me mates. Yo me iré de la ciudad y nadie sabrá nada de ti. Me quitaré de la idea de deshacerme por segunda vez de mi hermana. ¡Conseguiré todo a mi esfuerzo!

Augusto: (negándole con el dedo) No creas que las cosas son tan fáciles. Tú debes morir, así Rolando no diga nada. No te preocupes, no va a doler (ríe).

Karen: ¿Qué me vas a hacer? (Llorando)

Augusto: Solo quería despreocuparte. En realidad creo que sí te va a doler, la muerte va a ser dolorosa, cruel y quizás, un poco lenta.

Karen: ¡Te lo ruego, por favor!

Augusto: (gritándole desesperado) ¡Te dije que no zorra asquerosa! Le hiciste mucho daño a mi Katherine, y eres de lo peor. No has tenido piedad, y tantas cosas que has hecho, me llegaron hasta lo más profundo de mi corazón (ríe).

Karen: Reconozco que he sido muy mala, pero estoy arrepentida (mintiendo). Déjame ir. No debes cobrar venganza por ti mismo.

Augusto: ¡Ya cállate y vamos!

Karen: ¡Por favor no! ¡Noooo!

Karen golpea con fuerza a Augusto y sale corriendo nuevamente de la guarida, sin embargo Augusto es más rápido que ella a pesar del golpe que recibió. Él la toma por detrás, la gira a él y la golpea también. Karen cae inconsciente.

MÁS TARDE
HOSPITAL DE LOS ÁNGELES
SALA DE ESPERA

Katherine está en la sala de espera. No está preocupada, pero sí muy sorprendida por lo que ha pasado. Ella logró llegar a tiempo, cuando Rolando murió, por lo que pudo enterarse de su pérdida.



Katherine: ¿Cómo es que todo sucedió tan rápido? Rolando muerto… La verdad es que quería hacerlo pagar por lo suyo, pero solo fue el cómplice de Karen y no merecía morir tan feo… Bueno, la vida se lo cobró de una peor manera. No tengo que sentir lástima por él. También murió quemado, como murió mi papá Orlando. Qué irónico… (Lo niega con su cabeza)

En ese momento el doctor llega. Se acerca a Katherine, sabiendo que ella fue ex novia de Rolando.

Doctor: Sin duda Rolando, no tuvo oportunidad de salvarse. Su muerte es… Asombrosa. ¿Quién pensaría que sería víctima de una corriente eléctrica?

Katherine: Así es doctor. No me alegro de su muerte, pero usted más que nadie, lo conoció, después de que somos amigos y usted estuvo enterado de todos sus malos actos.

Doctor: Parece que la vida se lo cobró.

Katherine: Sí, eso mismo pensé yo. Bueno doctor, me retiro… (Antes de irse) ¡Ah! Y, aunque yo haya sido víctima de él, me haré cargo de los gastos que corran, como el funeral y el entierro.

Doctor: Está bien Katherine. Qué buena es.

Katherine: (sonríe) No es nada. Hasta luego.

Katherine se va yendo del hospital, dirigiéndose a la casa de Leopoldo. Más tarde, Katherine ya llegó allí. Se encuentra con Leopoldo quien está en la sala de la casa.



Leopoldo: (se acerca a ella y la besa en la mejilla) Que bueno que llegaste mi amor. Te quería preguntar si sabes dónde está mi hijo, Augusto.

Katherine: Hola Leopoldo. Eh, no, exactamente no sé dónde está. La última vez que lo vi fue en la empresa. Dijo que quería hablar con mi hermana Karen. Por cierto, la desgraciada se llevó su sorpresa y susto cuando me vio.
Leopoldo: (sonriendo) Es bueno que vaya sabiendo que estás viva. Pregunto por mi hijo porque encontré unas cosas muy raras en su cuarto. Ropa negra, mallas, y mensajes en la ropa con palabras en inglés.

Katherine (extrañada): ¿Así? ¿Y qué dicen las letras en inglés?

Leopoldo: Eh, no recuerdo bien, algo como “Silent” o “Blood”… Qué extraño. Por eso he estado llamándolo, para pedirle una explicación.

Katherine se queda fría ante lo que dijo Leopoldo. Recuerda unos momentos antes cuando estuvo discutiendo con Karen y ésta le mencionó alguien así.

Katherine: Silent Blood… Karen lo conoce. Ella y yo discutimos en la oficina y me mencionó a un tal Silent Blood. ¿Qué tendrá que ver Augusto con esto? Nos tendrá que dar una buena explicación Leopoldo. Bueno, me iré a mi cuarto, tengo sueño.

CASA ABANDONADA
BAÑO DESGASTADO

En el baño desgastado de la guarida de Silent Blood, Augusto, está Karen dormida en la tina, la cual está llena de gasolina. Está amarrada a los lados para que no se pueda salir. Va despertando cuando siente la presencia de Augusto al lado de ella.



Augusto: Lo has intentado varias veces, y eso sí que me enfurece.

Karen: No quiero seguir quedándome… Aquí. Por favor déjame ir, me iré de la ciudad y si es posible del país. Hagamos ese trato, por favor Augusto… O acuéstate conmigo. ¡Hago lo que sea! (suplicando).

Augusto: ¡Claro que no!

Augusto le da una bofetada a Karen por segunda vez. A ella se le corre el rostro y se toca con la mano la cara, llena de dolor.

Augusto: Me doy cuenta que eres más perra de lo que pensé. ¿En serio piensas que voy a traicionar a mi Katherine? ¡Por supuesto que no! Ella es mía y de nadie más. ¡Ni el viejo de mi padre me la podrá quitar! He soportado mucho tiempo verlos juntos, pero ya no más. ¡No más! (ríe).

Karen: Estás obsesionado con ella ¿no? ¡Responde maldito! ¿Qué tiene ella para no tener yo? ¿¡Qué!? (Gritando y a la vez llorando enojada).

Augusto: ¡Cállate la boca estúpida!

Karen: ¡Suéltame o te juro que te arrepentirás! ¡Maldito desgraciado! ¡Eso es lo que eres! ¡Un ser despreciable obsesionado con una mujer!

Augusto saca la caja de fósforos, algo que pone nerviosa a Karen, quien está mirando directamente la mano de Augusto. Éste ríe escandalosamente, saca un fósforo y con la caja, lo enciende.

Karen: (gritando) ¡Nooooooooooo!

Augusto deja caer el fósforo. La cámara lo enfoca y muestra como va cayendo con lentitud, hasta llegar a la gasolina de la tina. Todo se empieza a quemar, Augusto sale rápido del baño y se esconde debajo de una mesa alejada del lugar, para evitar quemarse. Logra escuchar los últimos gritos de Karen.

Karen: ¡Sácame de aquí! (Llorando desesperada) ¡Por favor! ¡Augustooooo! ¡Ojalá te pudras en el infierno maldito desgraciado! ¡Nos veremos pronto, maldito!

Karen termina retorciéndose en la tina, hasta morir también calcinada.

MÁS TARDE
CASA MÉNDEZ
CUARTO DE KATHERINE

Katherine estaba durmiendo en su cuarto. Se despierta sudando, como si presintiera algo.



Katherine (asustada): ¡Dios mío! ¿Qué es este presentimiento tan extraño? Algo que me dice que algo acaba de pasar, pero… (Empieza a sonar su celular, ella contesta) ¿Hola? (pausa mientras hablan en la otra línea) Sí, soy yo… (Pausa) ¿¡Qué!? ¡No puede ser! ¿Me está hablando en serio? (Pausa) Está bien, iré para allá mismo. Muchas gracias por la llamada, hasta luego (cuelga). ¿Karen muerta…? ¿Y calcinada?

Katherine se levanta de la cama a prisa y sale de su habitación. Baja con prisa las escaleras y entra a la sala de la casa.

Katherine: (a Leopoldo que está ahí) Debo irme Leopoldo. Algo urgente sucedió…

Leopoldo: Está bien Katherine, te espero.

Katherine se dirige para la agencia policíaca. Por otro lado, Augusto va llegando a su casa. Para su suerte, no se cruza con Katherine pero sí con Leopoldo, cuando entra a la casa.



Leopoldo: (con la ropa negra marcada de Silent Blood) ¿Qué significa esto, hijo?

Augusto se queda frío ante la pregunta de su padre, al que mira con ira.

MÁS TARDE
AGENCIA POLICÍACA

Katherine termina de hablar con el oficial, quien se está encargando del caso de la muerta de Karen Jiménez. Katherine se aleja un poco de la recepción y se sienta en una silla, con las manos juntas y asustada.



Katherine: ¿Sería entonces Augusto quien mató a Karen? El agente encontró una nota marcada por el tal Silent Blood en la guarida en donde encontraron el cuerpo de Karen. Por lo que me contó, el asesino misterioso hizo una llamad para que fueran a la casa abandonada.

Katherine recuerda hace unas horas, cuando Leopoldo le confesó haber encontrado ropa negra con “Silent Blood” en el cuarto de Augusto.

Katherine: No puede ser. Augusto es él. ¡Es un asesino! (Aterrada se levanta) Debo ir allá, tengo que ir.

Katherine sale a toda prisa de la agencia de policía, dirigiéndose a la casa de Leopoldo.

CASA MÉNDEZ
SÓTANO

La lujosa casa de Leopoldo, cuenta con un sótano, lleno de escombros, oscuro y húmedo. Solo se refleja una luz que sale por una rendija de arriba, donde está la salida del sótano. Leopoldo está amarrado a una silla allí. Augusto lo ató, amenazándolo con un arma. Leopoldo trata de gritar, pero no puede ya que su boca está tapada con cinta. Tiene una herida en la frente, como si le hubieran dado un golpe. Arriba, Augusto tiene una mirada retraída. No se mueve, parece tener problemas mentales. De repente, tocan el timbre de la puerta. Augusto reacciona y va a abrir, poniéndose nervioso al ver entrar a Katherine.



Katherine: Tengo que hablar contigo…

Augusto: Eh, claro… Dime. ¿Para qué soy bueno?

Katherine: ¡Para nada, asesino! (Augusto se pone más nervioso). ¿Por qué mataste a Karen? ¿Por qué te tenías que hacer pasar por Silent Blood para andar asesinando a quien se te pegara la gana? (Enojada) ¡Responde! ¿Tenías que hacer justicia por tu cuenta? ¿No me podías dejar a mí?

Augusto: No sé de qué estás…

Katherine: (le interrumpe) ¡Sí sabes! No te hagas. ¿Dónde está Leopoldo?

Katherine se va por toda la casa, entrando a todos y cada uno de los lugares.

Katherine: ¿¡Dónde está!? (Oye un ruido del sótano) ¿Qué fue eso?

Augusto: No fue nada, es simplemente que…

Katherine se dirige a la puerta del sótano. Ve que está cerrada con llave, por lo que la abre, al ver la llave pegada de la puerta. Augusto va hacia ella y trata de detenerla, pero no lo logra. La muchacha lo empuja hacia dentro, por lo que Katherine baja con rapidez las escaleras del sótano, encontrándose a Leopoldo.

Katherine (asustada): ¿Qué es esto? (Augusto llega). ¿¡Me puedes explicar qué significa esto!?

Augusto: Él… (Katherine le interrumpe)

Katherine: ¡Suéltalo! Sino lo sueltas, te juro que te arrepentirás, desgraciado.

Más tarde, Katherine se encuentra con Leopoldo. Ambos están sentados en los sofás de la casa. Augusto les confesó todo. Él ríe como un psicópata. Katherine y Leopoldo lo miran sorprendidos.



Leopoldo: Estás demente hijo. ¿Cómo pudiste? ¿¡Y cómo pudiste hacerme eso a mí!? ¿Acaso no tienes uso de razón?

Augusto: ¡Cállate viejo asqueroso! ¡Tú me quitaste a Katherine! ¡Ya era hora que te hiciera pagar eso! Si ella no hubiera llegado, estarías tres metros bajo tierra (ríe).

Leopoldo: ¡Por eso que eres despreciable! ¿Quién pensaría que mi hijo estaría en éstas? ¿¡Quién lo diría?! Siempre confié en ti, y mira con lo que me saliste. ¡Estás demente! ¡Obsesionado por ésta muchacha!

Augusto: ¡Cállate!

Katherine (molesta): Leopoldo tiene razón. Agradece que aún no hayamos llamado a la policía.

Leopoldo: Exacto. Te irás a un centro de rehabilitación, para luego ir a pagar tu crimen en la cárcel.

Augusto (muy alterado): ¡No iré a ninguna parte viejo! ¡Por supuesto que no!

Augusto saca de por detrás un arma. Le apunta a su padre y antes de que él y Katherine puedan pronunciar una palabra, Augusto presiona el gatillo, disparándole en todo el corazón a Leopoldo. Se acerca más a él y le da un tiro más, en el mismo lugar. Katherine abre los ojos de la sorpresa, empieza a gritar y a llorar. Augusto pone su arma en su frente, y se dispara, cayendo fulminado al piso, muerto. Katherine se arrodilla al piso, sin dejar de llorar y gritar. Se oye un ruido muy extenso, como un silbido profundo.

HORAS MÁS TARDE
HOSPITAL DE LOS ÁNGELES

Katherine está en la sala de espera del hospital. Tiene los brazos juntos, sentada en una de las bancas, con los ojos rojos de tanto llorar. En eso, Cristina viene corriendo hacia ella, pegándole seguidamente. Katherine trata de defenderse, con ayuda de Augusta, quien venía acompañada de ella.



Augusta: ¡Ya basta Cristina! ¡Cálmate!

Cristina: (a Katherine) ¡Asesina! ¡Por tu culpa es que Augusto, mi Augusto, murió! ¡Perra desgraciada!

Augusta: Deja de decir eso Cristina. Katherine me explicó todo y tú eres quien no quiere entender. ¡Augusto se convirtió en un asesino! Por culpa de él es que mi padre está ahí en el hospital, debatiéndose entre la vida y la muerte.

Cristina: (llorando desesperada) Aquí no hay nada que haya que entender Augusta.

Augusta: ¡Claro que sí! Tú, quizás necesitas ir a un lugar de reposo, para que puedas calmarte… Debes de superarlo (la toma de las manos pero Cristina de suelta).

Cristina: Seguro tú estás confabulada con ésta maldita asesina. ¡Lo van a pagar desgraciadas! (Se va yendo riendo) ¡Se los juro! ¡Jajajaja!

Katherine: Esa mujer está loca.

Augusta: No te preocupes Katherine. Descuida. Sé que al principio no me caíste muy bien, pero creo que eres una buena persona. Ahora solo hay que pensar en el bienestar de mi padre. No me cabe en la cabeza lo que hizo Augusto, me resulta… Increíble (empieza a llorar). Me quedé sola, completamente sola… (Katherine la abraza para calmarla).

En ese momento se acerca el doctor a las dos muchachas. Katherine y Augusta se acercan a él preocupadas.

Doctor: Lo siento señoritas. Leopoldo Méndez acaba de fallecer. Hicimos lo que estuvo a nuestro alcance, pero él no resistió. Fueron dos balas en el corazón. Demasiado tarde. Lo siento mucho… Permiso (se va).

Katherine y Augusta se vuelven a abrazar, llorando las dos fuertemente. Más tarde, ambas están platicando, en la entrada del hospital.

Katherine: Entonces sí te irás de viaje.

Augusta: Sí, creo que es lo mejor. Siento dejarte sola. Pero no me siento con ánimos de quedarme en la ciudad. No sé cuándo volveré. También lamento irme sin ir a al entierro de papá (solloza), pero no lo soportaría. Nunca me han gustado ese tipo de cosas. Hablaré con mi mamá, tal vez acepte irse conmigo.

Katherine: Está bien, yo entiendo tu decisión. Espero que nos volvamos a ver en un futuro.

Augusta: Claro que sí madrastra.

Augusta ríe, pero entre sus sonrisas, también llora. Abraza de nuevo a Katherine.

HORAS DESPUÉS
CASA DE MARTHA

Martha está con Augusta. Ambas preparan algunas maletas.



Augusta: Me alegro mamá que hayas aceptado irte conmigo. Recuerda que me prometiste que dejarás las apuestas.

Martha: Por supuesto hija. Después de que por ambición, me robé esas cosas, estoy arrepentida. Casi me veo descubierta. Ya te lo había contado a ti. Fue terrible salir huyendo ese día, no hace mucho. Llegué tan asustada a casa, diciéndome a mí misma que nadie más podía saber lo que hice. Por suerte tú me comprendiste. Pero voy a cambiar, y más ahora que tu padre murió. Lo lamento tanto (empieza a llorar).

Augusta: A pesar de que ustedes no terminaron bien, me doy cuenta que seguías sintiendo algo por él.

Martha: Bueno... Me duele no ir al cementerio. Pero soy como tú, no lo soportaría.

Augusta le toma las manos a su mamá, y la mira sonriendo. Después de unen en un sincero abrazo.

HOSPITAL DE LOS ÁNGELES
CUARTO



Leopoldo está cubierto con una sábana blanca. A su lado está Katherine, sentada en una silla y teniéndole la mano tomada, sumisa por el llanto.



Katherine: Perdóname por haberme acercado a ti de esa manera, por interés. Ahora estoy arrepentida y creo que debí haberte valorado. Siempre fuiste una buena persona conmigo y no llegaste a sobrepasarte, que fue lo que pensé. Perdóname (entra una enfermera).

Enfermera: Permiso señorita… Discúlpeme pero ya pasaron tres horas. Creo que debemos llevar el cadáver ya la morgue.

Katherine: (se levanta más calmada) Está bien. Entonces me retiraré. Creo que mañana mismo podría ser el entierro, en el cementerio Forest Lawn, de aquí en Los Ángeles. Es el mismo en que se llevará acabo el entierro de Karen Jiménez García, Augusto Méndez Carrillo y Rolando Corona.

Enfermera: Es sorprendente señorita. Cuatro entierros en un mismo cementerio, y siendo familiares de usted. Entonces me encargaré de hablar con el personal del cementerio. Yo lo siento mucho por usted. Debe ser muy lamentable.

Katherine: Muchas gracias. Me retiro ya. Hasta luego.



Katherine se va del cuarto, y aunque intenta no llorar, no logra hacerlo. Mientras sale del hospital, va caminando más rápido. La noche ya cayó en Los Ángeles, y hay relámpagos y truenos. Katherine sale del hospital, caminando en el medio de la calle, que está completamente desolada. No hay muchos autos que circulen y no se ven personas. Empieza a llover. La muchacha sigue caminando, llorando sin parar. Después de determinado tiempo, se arrodilla agachada en el medio de la carretera, llorando y mirando para el cielo, mientras sigue llorando con mayor fuerza.

DÍAS DESPUÉS
CEMENTERIO FOREST LAWN
DÍA





Katherine está en el cementerio, en el que un par de días antes, enterraron a Augusto, Karen, Rolando y Leopoldo juntos. En el mismo cementerio están sus padres enterrados: Orlando y Eleonora. Todas las tumbas están cercanas. Katherine está para en la del frente de Karen, con vestido negro, con el cabello de un estilo diferente y sin mucho maquillaje. Ella se agacha y pone unas rosas allí. Luego se vuelve a levantar, nostálgica.



Katherine: Lamento desde lo más profundo de mi corazón, que todo haya resultado así. Quizás debí haber sido un poco menos dura contigo. Debí haber dejado a un lado mi rencor hacia ti, y perdonarte por todo. Tal vez así, no estarías aquí. Creo que me he quedado sin nada (triste). Ya nada me queda, estoy sola. Pero confiaré en que Dios me ayude, y pueda ser libre, porque ahora la tristeza me tiene en cautiverio. Perdóname hermana por todo (llorando).

Katherine deja de llorar calmada, pensando en que eso no es lo que quieren sus padres. La muchacha mira con nostalgia todas las tumbas, que tienen rosas. Luego Katherine se empieza a ir del cementerio, caminando lentamente mientras el viento sopla fuerte. Detrás de ella, se ven dos siluetas de color azul. Casi no son visibles; con Orlando y Eleonora, en silueta fantasmal, y sonriéndole a su hija.

FIN

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