miércoles, 26 de noviembre de 2014

Corazón de Tormento [Capítulo 6]

Martha se retira de la casa y dice Cristina:



Cristina: No vamos a comer.

Augusto: Sentémonos en el comedor.

Katherine: Yo ya comí y no me sentaré con ella.

Leopoldo: Te vas a sentar Katherine... Por favor.

Katherine: A mí nadie me obliga hacer algo que yo no quiero. Tú y Augusto son como mi familia pero no ella, lo siento. jamás me llevaré bien con ella.

Augusto: Me vas a disculpar Katherine, pero ¿qué te pasa? ¿Hasta cuando con el teatro?


Capítulo 6


Katherine: No es ningún show Augusto. Simplemente no soporto a esta mujer. Permiso.

Katherine sube las escaleras y entra a su cuarto. Cierra la puerta y se desliza por ella.



Katherine: (suspira) ¿A quién más engaño sino es a mí misma? Quedo con dudas al casarme con Leopoldo, pero necesito dinero (recia). No voy a cambiar de parecer. Esos dos van a tener que pagar con sangre todo el daño que me hicieron, y me siguen haciendo.

La mirada de Katherine se torna a una llena de furia. En el piso de abajo, cenan Augusto, Cristina y Leopoldo. De repente el timbre de la casa suena. Éste último va a abrir, sonriendo al instante al ver a su hija Augusta.



Augusta: (sonriendo) ¡Papá! ¿Cómo has estado?



Leopoldo: (también sonriendo) ¡Hola hija! Muy bien, gracias. ¡Pero qué sorpresa! Me dijiste que vendrías, pero nunca pensé que lo ibas a hacer tan rápido.

Augusta: Sí papá. ¿Y dónde está mi hermano, Augusto?

Leopoldo: Vamos, termina de entrar.

Augusta termina de pasar a la casa. Sonríe al ver a Augusto cenando con Cristina. Los tres se saludan.

Cristina: Qué bien que viniste amiga. Precisamente te necesito para que me acompañes mañana a la empresa Storm Corporation.

Leopoldo (extrañado): Y… ¿Para qué quieres ir allí, Cristina?

Cristina: Le quiero hacer una visita a mi amiga Karen Jiménez (Leopoldo y Augusto se miran entre sí). Además ella me había comentado sobre un aumento de senos. ¿Y quién más para recomendarte Leopoldo que tu hija Augusta?

Leopoldo: Mmm, está bien chicas. Como quieran.

Leopoldo y Augusto se retiran de allí un breve momento.

Augusto: ¿Vas a permitir papá que mi hermana y Cristina vayan allá?

Leopoldo: ¿Qué más podría hacer hijo? No se los puedo impedir, y más estando tu novia aquí. Les parecería raro, así que peor sería.

Augusto: Solo espero que no vayan a comentar nada sobre Katherine. Porque siendo así, Karen comienza a investigar, pareciéndole raro que hayamos recibido a una desconocida hace ya cierto tiempo.

AL DÍA SIGUIENTE, ALREDEDOR DEL MEDIO DÍA
STORM CORPORATION

Karen está en su oficina, de repente tocan la puerta. Ella va y abre.



Cristina: ¡Como te lo prometí amiga! Aquí estoy, con Augusta, la hija del cirujano más prestigioso de la ciudad. ¿Qué te parece? (sonríe y pasa).

Karen: Ambas pueden sentarse (sonríe farsa). Qué bueno tenerlas aquí. Como te lo comentaría Cristina, me gustaría un aumento de... (Ríe cínicamente)



Augusta: Sí, entiendo (también ríe). Yo he participado en las cirugías que ha hecho mi papá, en este tipo de cosas. Ya solo debes explicarme, citar la fecha y yo pronto hablaré con papá.

Minutos más tarde, Cristina y Augusta están saliendo de la oficina de Karen. Ésta sonríe de una manera hipócrita. Augusta se adelanta, mientras Cristina se queda con su amiga.

Cristina: ¿Sabes? Últimamente Augusto ha estado muy distante de mí…

Karen: (pensando) ¿Y a mí qué diablos me importa estúpida? ¡Mejor! Al separarte de Augusto, tendré el camino libre idiota (ríe).

Cristina: Todo debe ser por la culpa de esa mujer que está en la casa. ¡No lo entiendo! ¿Qué obligación tenían Augusto y Leopoldo de recogerla?

Karen (sospechosa): ¿De quién hablas?

Cristina: Sí Karen, de una tal Julieta.

El nombre que acaba de pronunciar Karen, la deja muy impactada, pensando si es la misma Julieta de la empresa, u otra distinta.

Cristina: Lo más raro de todo, es que ayer Leopoldo la llamó como… No recuerdo, un nombre parecido a Kate, Katherine, algo así. ¿Acaso esa desgraciada tiene dos nombres? En fin amiga, me voy ya para que Augusta no me deje atrás. Nos vemos.

Karen: (sonríe farsa) Claro, hasta luego (Cristina se va). ¿Qué significa esto? Julieta... Y Katherine (pensativa). ¿Acaso…? (se lleva la mano a la boca de la sorpresa). No, esto no lo podría creer. Esas dos no pueden ser la misma persona.

STORM CORPORATION
OFICINA DE KAREN

Rolando está entrando a la oficina de Karen. Él vio salir a Cristina y a Augusta.



Rolando: ¿Qué hacían esas mujeres aquí en tu oficina? ¿Qué tramas Karen? ¿Es verdad lo que me dijiste?

Karen (histérica): ¡Qué te importa, imbécil! Ahora lo más importante es conocer la verdadera identidad de Julieta, Julieta Prada. Esa desgraciada puede ser Katherine.

Rolando: (se sienta) ¿Qué dices?

Karen: ¿No escuchaste idiota? ¿Eres sordo, tarado? (con enojo). La inútil de Cristina me dijo que en casa de Augusto, hay una mujer, llamada Julieta. El viejo ese de Leopoldo la llamó por dos nombres distintos: Julieta y Katherine. ¿No te parece extraño? ¿No será la misma Julieta? La supuesta nueva socia.

Rolando: No te adelantes tanto Karen, puede que sea la misma Julieta, pero no la misma Katherine. Por eso te lo dije, que Julieta me parecía muy familiar.

Karen: ¡Ya sé que me dijiste! Me doy cuenta que casi no te interesa lo que te digo. Ahora soy yo quien te pregunta… ¿Qué tramas?

Rolando: (se levanta de la silla) ¿Qué tramo? ¡Nada! Qué pregunta (se va de la oficina).
Karen (molesta): No soy tonta. Algo vas a hacer, te conozco muy bien (pensativa): ¿Qué me vas a hacer Rolando?

Karen se queda pensativa, sin saber contestar lo que se preguntó así misma. Toma el teléfono del escritorio y llama a su secretaria, quien no contesta.

Karen: ¿Por qué no contestas estúpida? ¡Ah! Olvidaba que es hora del almuerzo. Todas esas lerdas asquerosas deben estar almorzando.

De repente, vuelven a tocar la puerta una vez más. Karen con alteración va y abre, llenándose de sorpresa, y sintiendo por primera vez, miedo.

Karen: ¿Qué me quieres hacer? ¿¡Quién eres!? ¡Habla! (no se muestra el rostro de la otra persona).

CASA JIMÉNEZ

Katherine sin temor a estar arriesgándose demasiado, está cerca de su antigua casa. Mira pensativa, viendo de qué manera poder entrar. La muchacha se acerca mucho más, y ve que la reja grande que hay, está sin seguro. Katherine sonríe y entra, pero se extraña al instante al ver la ventana abierta, como si alguien le estuviera ayudando a su favor. Ella desconcertada salta por la ventana, que la lleva a la sala, donde no hay nadie.



Katherine: Qué extraño. Siento que alguien me dejó el paso abierto para poder entrar. Menos mal no hay nadie, era de esperarse. A esta hora esos desgraciados deben de estar en la empresa, como si nada (enojada). Pero bueno, a lo que vine.

Katherine saca del bolso que trajo, un papel y un lápiz. Empieza a escribir una nota, con el fin de que cuando Karen llegue, la lea.

STORM CORPOTARION
OFICINA DE KAREN

Hay también una persona misteriosa en la oficina de la villana. Karen retrocede, ya que la persona la está apuntando con un arma.



Karen: ¡Ya sé que eres tú, Rolando! Deja de ser tan estúpido, no juegues conmigo, porque te saldrás quemando, ¿me oyes? ¡Vamos! Quítate esa malla que tienes en tu asqueroso rostro (empieza a pensar). ¿Sí será él? ¿Se vistió así tan rápido?



La persona tiene una malla de color piel en la cara, un sombrero negro y está completamente vestida de negro, pero tiene unas letras de color blanco que resaltan la prenda negra. Las letras dicen “Silent Blood”, al parecer así se hace llamar la persona misteriosa. Para sorpresa de Karen, “Silent Blood” le pega en la cabeza con la pistola. Ella cae inconsciente al piso.

CASA DE MARTHA

Martha llega muy alterada a su casa. Pone las llaves de la casa en una mesa pequeña que está en la sala de la casa. Se guarda con misterio la llave del auto en que vino, en un bolsillo de su camiseta.



Martha (muy seria): En mi auto está todo. Nadie lo puede ver. ¡Nadie!

CARRETERA DE LOS ÁNGELES

Leopoldo está conduciendo se auto algo preocupado. Llama son insistencia a alguien por el teléfono.



Leopoldo: ¿Dónde te metiste? Te necesito...

HORAS MÁS TARDE
CALLEJÓN ABANDONADO
CASA DE RUINA

En una casa de ruina que está ubicada en un callejón abandonado, todo está muy oscuro. Solo se ven algunos rayos del sol que entran por unos agujeros que hay en el techo. Karen está atada a una silla, dormida. En la misma casa, “Silent Blood” toma el celular de la villana, viéndose como le marca a la policía. En la estación, uno de éstos contesta el teléfono. En la casa donde está Karen secuestrada, la persona misteriosa empieza a rodar una grabación, con la voz de Karen diciendo “Por favor ayúdenme, estoy secuestrada en una casa destruida que está en la avenida número dos, cerca de la empresa Storm Corporation, no me dejen, me van a matar”. Se cuelga el teléfono, el policía en la otra línea, queda preocupado. Con su inteligencia, “Silent Blood” hizo un montaje de voz con la voz de Karen. Seguidamente, la persona misteriosa le marca a Rolando.



Rolando (en la otra línea): ¿Qué quieres Karen? ¿Para qué me necesitas?

Grabación con montaje de voz: Estoy secuestrada en una casa destruida que está en la avenida número dos, cerca de la empresa Storm Corporation (pausa). Me van a matar.

Rolando a pesar de los malos tratos que le ha brindado su amante, se queda preocupado. Sin dudarlo dos veces, va saliendo de Storm Corporation, pues estaba en su correspondiente oficina. En la casa de ruina, “Silent Blood” sale corriendo se allí. Le acaba de tender una trampa a Rolaldo, pues sabe que él llegará primero que los policías. Cuando éstos vengan, pensarán que es Rolando quien secuestró a Karen. Más tarde, Rolando llega a la casa abandonada, sin ver algún rastro de alguien. Ve a Karen atada a la silla. Trata de despertarla.

Rolando: (llamando a Karen) Despierta Karen… ¡Despierta! ¿Quién te secuestró? (ve que ella va abriendo los ojos lentamente).



Karen: (se sorprende) ¡Tú! Sabía que eras tú.

Rolando (extrañado): ¿Qué? ¿De qué estás hablando?

Karen: No te hagas, que no te queda. ¡Desátame ya imbécil! ¿Por qué me secuestraste?
Rolando: Oye, no entiendo de qué estás hablando.

Karen: (ríe con cinismo) ¡Já! ¿Acaso eres tan estúpido que no lo recuerdas? Llegaste a mi oficina disfrazado. Me golpeaste y ahora resulté aquí. Claro, lo primero que veo al abrir mis ojos, es tu horrenda cara.

Rolando: No te pases, eh. Me llamaste quejándote, para que viniera y te ayudara. Al parecer me tendieron una trampa.

Karen: No seas idiota, sé que tú me trajiste hasta ésta porquería de lugar. Su hubiera sido lo contrario, no estarías aquí.

Rolando: ¿No te acabo de decir que me llamaron fingiendo tu voz?

Karen: ¿Piensas que nací ayer?

En ese momento, entra un agente de policía acompañado de tres policías más a la casa. Arrestan a Rolando.

Rolando: ¡Suéltenme! ¿A dónde me llevarán? ¡Oigan!

Agente: Usted está secuestrado por secuestro. Ésta señorita nos hizo una llamada, diciendo el lugar en el que la secuestraron.

Rolando: ¿Qué? ¿También con lo mismo? ¡Yo no secuestré a nadie! Me llamaron diciendo que Karen estaba secuestrada aquí. Vine y por eso piensan que soy yo el secuestrador, pero se equivocan (a Karen). Diles Karen, diles a estos imbéciles que no fui yo.

Karen ¡Cállate! ¿Cómo me pudiste haber hecho esto?

Agente: Con esto entiendo todo (a los policías). ¡Llévenselo!

Los tres policías se van llevando a la fuerza a Rolando, él no se queda sin protestar. El agente desata a Karen con fuerza. Ésta se para de la silla muy molesta, cruzando los brazos.

Agente: Lo lamentamos por usted señorita, pero ya esto quedará a nuestro…

Karen: ¡Ay sí! ¡Ya sé! Lárgate, me iré yo sola. ¡Ya, vete! Si quieres que te agradezca, pues no lo haré ¿perfecto? Era lo mínimo que podían hacer. La policía de hoy en día no sirve para nada. Todos son una partida de inútiles, asnos.

El agente de policía un tanto molesto se va de la casa de ruina.

Karen: (hablando de Rolando) Maldito. ¿Por qué me secuestraría? Pero no me quedaré de brazos cruzados. Menos mal te llevaron a la cárcel, como la rata inmunda que eres.

UN MOMENTO DESPUÉS
AGENCIA DE POLICÍA

Rolando está muy pensativo, encerrado tras las rejas en una celda de la agencia policíaca.



Rolando: Me las pagarás muy caro Karen, ya lo verás… Por tu culpa estoy aquí encerrado. Te juro que cuando salga, te vas a arrepentir.

CONTINUARÁ…

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