martes, 25 de noviembre de 2014

Corazón de Tormento [Capítulo 4]

Julieta va y camina alrededor de la mesa hasta llegar al extremo donde están Karen y Rolando.

Rolando: Señora, ¿quién se cree usted para entrar así?

Karen: Sí, ¿quién es usted?

Julieta: Ambos se callan, soy la nueva socia de Storm Corporation, tan simple socia ¿no? La mayor socia de Storm Corporation.

Rolando (incrédulo): Ah sí y ¿con quién firmó usted?

Julieta: Un día antes de que el señor Orlando muriera ya hacía parte de esta bella empresa.

Karen: Él es mi padre y quiero ver papeles.

Julieta agarra y se los tira a Karen.

Julieta: ¿Quién va aquí? (lo dice señalando un asiento).

Rolando: Ahí voy yo.

Julieta: Busca otro puesto porque aquí me sentaré yo como la mayor socia de Storm Corporation.

Rolando: ¿Todo en orden Karen?

Karen: Todo en orden.

Julieta: (sonriéndole a los demás empresarios) Discúlpenme por favor, no me presenté. Soy Julieta Prada, la nueva importante socia de Storm Corporation (se sienta en el asiento donde estaba Rolando).

Capítulo 4



Karen: (murmurándole a Rolando) ¿Pero quién se ha creído la muy estúpida? Que porque es nueva socia, no tiene derecho a comportarse de esa manera. Después de todo, yo soy la hija de Orlando Jiménez, así que si quiero, saco a esta atrevida de la empresa (se escuchan las voces de todos los integrantes de la junta hablando con Katherine).

Rolando: Tienes razón. Incluso me quitó el puesto. Ésta mujer me recuerda a alguien, pero no sé… No sé a quién, pero se me hace tan familiar.

Julieta: Y bien… ¿De qué era la junta? ¿Me puedes explicar, Karen? (aprieta los dientes de rabia).

Karen (con hipocresía): ¡Claro! Apenas llegaste, todo fue interrumpido. Íbamos…

Julieta: (le interrumpe) Íbamos no… Vamos, aún la junta no se termina y más siendo por el simple hecho de que llegué yo.

Karen: ¡Perfecto! Hablaremos de nuevas propuestas para la empresa, que desde la muerte de mi padre, ha ido decayendo más de cómo estaba.

Julieta: Sí, más si siguen habiendo los robos que ha habido tan frecuentemente.

Rolando (sorprendido): ¿Y cómo sabe usted que siguen habiendo robos? ¿Acaso fuiste tan íntima con el señor Orlando Jiménez, que en paz descanse? (cínico).

Julieta: (ríe y cambia de tema) En fin, ¿qué propuestas tienen? ¡Debemos agilizar! Si la empresa cada vez empeora más, debemos ir lo más rápido posible. ¿Perfecto?

STORM CORPORATION
SALIDA
UNA HORA MÁS TARDE

Katherine se encuentra en la salida de la empresa. Está cargando su pequeño bolso. Ve como Karen y Rolando también salen juntos y suben al auto de éste último.



Katherine: (pensando un tanto triste) Malditos… ¿Cómo pudieron? Es increíble que sigan robándole a la empresa. ¡Claro! Ahora se están aprovechando más después de la muerte de mi padre. Pero no estaré triste, ellos van a tener que pagar todo. ¡Todo!

Los ojos de Katherine están llenos de rencor.

CARRETERA
AUTO DE ROLANDO

Como Katherine los vio, su hermana y Rolando están en el vehículo de él.



Karen: Debemos sacar pronto a la tal Julieta Prada. Es una aprovechada, se cree la socia mayoritaria. Que no esté tan convencida, porque saldrá de la empresa a como de lugar. ¡Así toque matarla!

Rolando: No pienses tan para allá Karen, aún no la conocemos. Solo estoy de acuerdo contigo en parte. Por lo visto quiere apoderarse de la empresa. Se me hace tan familiar… Su voz…

Karen: ¡No seas imbécil! Nunca hemos conocido a ninguna Julieta Prada. Es cualquier mujer. Ahora no debemos concentrarnos en quién sea, lo importante es sacarla de la empresa. A este paso, saldrá apoderándose de todo. No le creo eso de que se volvió socia de Orlando y justo cuando él, iba a morir.

Rolando: ¿Y cómo explicas los documentos?

Karen: ¿Documentos? (de mal genio). Lo más seguro es que son falsificados. Se le nota lo tramposa que es. Pero si quiere llegar hasta la cima de la empresa, está muy equivocada.

CASA MÉNDEZ

Katherine después de un momento, llega a la casa Méndez, donde está Leopoldo. La muchacha entra. El cirujano la recibe sonriente.



Leopoldo: (sonriendo) Katherine, qué bien que llegaste. Mi hijo no está, tuvo que salir a hacer unas diligencias por mí. Es que me era de urgencia quedarme.

Katherine: ¿De urgencia? ¿Por qué? ¿Debe quedarse en casa?

Leopoldo: (le toca suavemente la mejilla) No precisamente para hacer mi trabajo aquí, es que te estaba esperando. Necesito hablar contigo un momento.

Katherine: (sonríe) Sí, claro.

Katherine pone su bolso en una mesa de vidrio. Luego se sienta en los sofás, donde Leopoldo también lo hace.

Katherine: Y bien… ¿Qué me quieres decir?

Leopoldo: Me da un poco de vergüenza decirte esto, pero creo que debo decírtelo sin rodeos. Katherine, siento que me estoy enamorando cada vez más de ti (Katherine se sorprende). Tal vez esto te tome por sorpresa, pero no puedo más. Tú eres una muchacha demasiado bella. Sé que no me puedes aceptar porque soy mucho mayor que tú. Podría incluso ser tu padre (ríe), pero como ya te dije… Me he enamorado perdidamente de ti.

Leopoldo besa a Katherine sin que ésta se lo esperara. Casualmente en este instante, llega Augusto. Al verlos, se sorprende demasiado pero a la vez, siente decepción. Katherine se separa de Leopoldo.

Katherine: Yo…

La muchacha se para y sale corriendo hacia su habitación sin ver a Augusto. Leopoldo suspira y lo deja sorprendido, al ver a su hijo. Augusto se acerca a él, se sienta.



Augusto: Te vi papá, cuando la besaste…

Leopoldo: Así es Augusto. No sé si escuchaste, pero… Estoy enamorado de Katherine y no puedo ocultar más mis sentimientos. Y tú… ¿Qué haces aquí?

Augusto: Me devolví porque olvidé algo que iba a hacer, aprovechando cuando iba a ir a hacer tus diligencias.

CASA MÉNDEZ
HABITACIÓN DE KATHERINE

Katherine está acostada en su cama.



Katherine (pensativa): ¿Qué puedo hacer? El señor Leopoldo ha sido muy lindo conmigo… Por una parte, me gustaría estar con él para acercarme de mejor manera a esos malditos (se refiere a Karen y Rolando). Ya que así me presentaría como su esposa, y sería menos sospechoso que yo soy Katherine. Deben desconfiar algo de mí. Qué error tan grande cometí al no haber tratado de cambiar la voz… Y más como llegué a la empresa. Pero no puedo utilizar a Leopoldo de esa manera… No sé que hacer.

CASA DE CRISTINA

Cristina está viendo la telenovela “Rebecca Robótica”. Piensa en su novio Augusto.



Cristina: ¿Por qué no me has venido a visitar Augusto? Te extraño mucho y puedo matarme sino llegas (desesperada).

Cristina toma su celular que está en un cajón de al lado y le marca a Augusto. Al otro lado de la línea…



Augusto: ¿Hola?

La cámara muestra al mismo tiempo a ambos hablando por el móvil, habiendo dos cuadros.

Cristina: ¡Mi amor! Qué felicidad estar hablando contigo. ¿Por qué no has venido?

Augusto (disgustado): No he tenido mucho tiempo Cristina. Lo siento.

Cristina: ¿Me parece o te noto como serio conmigo? ¿Por qué estás aquí? ¿¡Estás saliendo con otra mujer!?

Augusto: Claro que no Cristina. Ya deja de decir tonterías. Tengo que colgar ya… Luego…

Cristina: ¡No, espera! No cuelgues todavía. Quiero que me vengas a visitar. Me siento muy sola… Estando comprometidos, no parecemos novios y casi esposo. ¡Ven ya!

Augusto: Pero Cristina, ya le prometí a mi padre ir a hacerle unas diligencias. Después voy, se nos va a cortar la línea. Llevamos bastante tiempo hablando (impaciente mira a su padre que bromeando, ríe por su suspicaz novia).

Cristina: ¡No lo admito! Ven primero y luego vas a cumplir con tus responsabilidades. Ya sabes lo que soy capaz de hacer por medio del desespero. Así que te espero. ¡Bye!

Cristina le cuelga. Se muestra la escena completa de Augusto y Leopoldo.

Augusto: ¡Dios mío! ¿Tanto se parece a mi mamá?



Leopoldo: Eso veo hijo, porque siempre amenazan con matarse de la depresión. Deberías terminarle.

Augusto: ¿Te imaginas? Así sería todo peor. Y me voy ya… Luego nos vemos papá (se para)

Leopoldo: Salgo contigo hijo. Mejor voy yo mismo al hospital. Ve tú tranquilo a visitar a Cristina (también se levanta del sofá).

Augusto: Está bien.

Los dos se van.

CASA JIMÉNEZ
HABITACIÓN DE KAREN

Karen está en su habitación conversando con Ronaldo que fue con ella hasta ahí. Eleonora pasa cerca de allí, pareciéndole extraño al escuchar la voz del ex novio de Katherine.



Eleonora (desconcertada): Qué raro… ¿Qué hace ese muchacho aquí?

Ella se acerca más a la puerta para poder oír lo que hablan. Escucha con atención.

Karen: Y aún no me ha dicho nada la vieja esa. Como que no ha habido noticias de la maldita de Katherine. ¿Dónde podrá estar? ¡Es más que obvio que está viva esa desgraciada! De nada sirvió haberle cortado los frenos al auto (Eleonora se sorprende demasiado).

Rolando: Por parte sí porque tenemos más poder en la empresa. Katherine era lo de menos importancia.

Karen: ¿Y si aparece? ¿Crees que no ocupará el lugar de Orlando? ¡Por favor mi amor! No seas tan ingenuo. Todo puede pasar. Por lo pronto, debemos contratar a cierto tipo de gente para que busquen a Katherine.

Rolando: Y hablando de otras personas… ¿No se te ha venido a la mente que Katherine mandó a Julieta Prada?

Eleonora (detrás de la puerta): ¿Julieta Prada?

Karen (pensativa): Eso que dices es razonable. No lo había pesando antes. Es que es demasiado…

Eleonora sale de allí pero sin querer, deja caer un jarrón que estaba encima de una mesa larga. La mujer se encierra en su cuarto nerviosa.

Eleonora: ¡No lo puedo creer! (llorando). Estoy completamente sola… Mi hija, mi propia hija es la causante de la muerte de Katherine y Leopoldo. Pero esto no se puede quedar así. Tengo que hacer algo (mira el teléfono indecisa).

En el cuarto de Karen, esta abre la puerta, dándose cuenta del roto del costoso jarrón.

Rolando: ¿Qué pasó Karen? ¿Hay alguien por ahí?

Karen: Seguro sí… Eso debió haber sido Eleonora. Es mejor que te vayas ya. ¡Bájate por la ventana!

Rolando: ¿Estás loca? ¿Crees que arriesgaré mi vida tirándome por ahí solo para que la estúpida de tu madre no me vea? Saco la disculpa de que viene a visitar la casa para saber si habían encontrado a Katherine.

Karen: ¡Está bien, cobarde! Vete ya.

Rolando sale de la habitación. Karen lo cubre viéndolo salir. Finalmente el villano logra salir de la casa sin haber sido visto por Eleonora que ya sabía que él estaba allí. Además, ya sabe todo. La mujer sale de su cuarto, sin haber llamado a la policía.



Eleonora: Mejor salgo de aquí antes de que esos dos sean capaces de matarme.

Karen: ¿A dónde vas, madre?

Eleonora (asustada): ¡Karen!

Karen: ¿Por qué estás tan nerviosa? No has respondido a mi pregunta.

Eleonora: Iba para… La cocina. Solo tengo que bajar las escaleras.

Karen: Lo sabes todo, ¿verdad?

Eleonora: ¿De qué hablas?

Karen: ¡Sí maldita vieja! Sabes que Rolando y yo le cortamos los frenos al auto en donde tu hija y Orlando iban. Me di cuenta por lo que murmurabas antes de bajar. Y por tu reacción, claro.

Eleonora: (llorando) ¿Cómo pudiste Karen? ¡Eres una asesina!

Karen (enojada): ¡Cállate! Es lo que tenía que hacer para poder quedarme con la empresa. Y como siempre Orlando la prefirió a ella, no es que me haya importado mucho. Así que, ¿qué le hacemos?

Eleonora: ¿Por qué eres tan mala? No debiste haberte desquitado de esa manera. No sientes lástima por tu propia familia. Sin piedad acabaste con ella porque yo me he quedado sola. No quiero tener a segunda hija como tú, una asesina.

Karen: ¿Así que me consideras tu segunda hija?

Eleonora: ¡Sí! No quiero seguir viéndote. Te voy a denunciar.

Hay mucha tensión en esa escena. Eleonora corriendo empieza a bajar las escaleras pero Karen con rapidez, la empuja cruelmente, por lo que su madre cae rodando por allí. Cuando llega al final, su frente sangra y tiene un ojo morado. Karen tiene puestos unos guantes negros. Baja con una pistola.

Eleonora (agitada muy herida) Vas a pagar por todo esto Karen. Vas a arrepentirte. ¡Asesina!

Karen le dispara a Eleonora muy cerca del corazón. Muere con los ojos abiertos. Nerviosa pone la pistola en una de las manos de Eleonora. Va directo a su cuarto, se quita los guantes y en el baño, los vota al tarro que basura que hay allí. Luego toma papel y un bolígrafo. Escribe…


No podía seguir viviendo sin mi hija…



Karen con el papel sale del cuarto y lo pone al lado de Eleonora, con el fin de que pareciera un suicidio. Iba a salir de la casa pero en la entrada, ve tirado en el piso una nota doblada. La coge y la abre, viendo que es una nota con letras pegadas de periódicos.

Karen: (leyendo) Sí, eres una asesina… Te perseguiré hasta acabar contigo. No podrás vivir en paz. Con mucho cariño… Eleonora.

Karen arruga con fuerza la nota, quedándose impactada. Mira para atrás, viendo el cadáver de Eleonora.

Karen: No esto no puede estar sucediendo… (Se lleva las manos a su cabeza). Ella está muerta y por tanto no pudo haber escrito esto… Debe ser alguna broma pesada. Pero… ¿Cómo saben que yo la maté? ¡No….! ¡Noooo!

No muy lejos de allí, hay una ventana. Una persona puede ver a Karen, tiene toda la cara cubierta. Solo se le ven los ojos y la boca, en la cual expresa una sonrisa de malicia. Es irreconocible si es mujer… U hombre. Karen decide irse huyendo de la casa.

CASA MÉNDEZ
HABITACIÓN DE KATHERINE

Katherine tiene el teléfono en manos, sin saber si se atreve a llamar a su antigua casa. Al final decide llamar. Se desconcierta al ver que alguien distinto contestó, no le reconoce la voz. Katherine le cuelga.



Katherine: ¡Qué raro! ¿Quién sería la persona que contestó? No era mi mamá, ni tampoco Karen. ¿Quién aparte de ellas están allí? No sé por qué pero tengo cierto presentimiento (ansiosa).

AL DÍA SIGUIENTE
CASA MÉNDEZ
COMEDOR

Katherine, Augusto y Leopoldo están desayunando mientras platican. Mientras eso, van viendo televisión.



Leopoldo: (a Katherine) ¿Entonces ayer no te reconocieron?

Katherine: No, pero debí haber cambiado algo mi voz (ríe). La sorpresa que se llevó Rolando cuando comenté el tema de que siguen robando a la empresa. Por suerte todo lo averigüé y me di cuenta de que sigue desapareciendo dinero. Obviamente son ellos, no hay duda.

Leopoldo: ¿Y qué piensas hacer?

Katherine: Tengo que encontrar pruebas de que son ellos dos los ladrones, los que también mataron a mi difunto padre. Ellos causaron el accidente por tanto son culpables.

Augusto: Katherine… (Sorprendido).

En la televisión se pasa la noticia de la muerte de Eleonora.

Periodista: La señora Eleonora García de Jiménez fue encontrada muerta el día de ayer en su casa. Su hija Karen Jiménez, llegó allí y después de haber visto su cadáver, llamó a la policía de inmediato. Al parecer fue un suicidio porque además había una nota que decía: “No podía seguir viviendo sin mi hija…”. Lo más probable es que se refirió a Katherine Jiménez, desaparecida desde hace cierto tiempo. Ella también iba con el señor Orlando Jiménez en el auto que se accidentó. Con estas muertas, la empresa Storm Corporation seguirá decayendo ya que al parecer, está casi en ruina. Y pasando a otras noticias…

Katherine: ¡No puede ser! No, esto no… ¡No! (llorando). Estoy segura que esa maldita de Karen fue quien la asesinó.

Augusto: ¿Cómo estás tan segura?

Katherine (con odio): Seguro ella la descubrió y esa mujer la mató sin piedad, después de que era su propia madre. No tiene escrúpulos. Primero lo hizo con su padre, luego conmigo y ahora con mi mamá. Rolando debe tener algo que ver con esto. Pero juro que van a tener que pagar muy caro todo lo que han hecho. ¡Con sangre!

Leopoldo no dice nada, prefiere callar. Katherine se levanta de la silla donde desayunaba. Sale de la casa.

Leopoldo: Trataré de calmarla (se para).

Leopoldo se va detrás de Katherine.

Augusto (resignado): Katherine… Qué lástima que esté comprometido con Cristina y que ya mi padre se haya enamorado de ti, porque también me sucede a mí…

RESTAURANTE DE LA CIUDAD
UNA HORA MÁS TARDE

Katherine y Leopoldo están en un restaurante cercano. Ambos toman café. Éste último logró convencer a Katherine de calmarse y bajarse del auto hasta terminar de tranquilizarse.



Katherine: Simplemente no lo puedo creer… Esto me deja sin palabras. No puedo callar más, quiero presentarme para ponerle un “alto” a esta situación. Esos desgraciados no pueden seguir haciendo lo que quieran.

Leopoldo: Tienes que olvidar eso Katherine, no puedes llegar así. Aunque tampoco quiero que hagas nada en contra de ellos porque podría ser muy arriesgado para ti. Ya está demostrado que son capaces de todos. Y mejor cambiemos de tema por favor. Desde que llegamos, no hemos parado de hablar de lo mismo.

Katherine: Está bien señor Leopoldo.

Leopoldo: (ríe) ¿Tan viejo te parezco para que me llames señor? Llámame por mi nombre, no le agregues nada.

Katherine: Está bien (sonríe). Entonces, ¿de qué podemos hablar ahora?

Leopoldo: Eh… De lo nuestro (Katherine se siente incómoda). Como te dije ayer, me enamoré de ti y no quiero seguir ocultándolo. Ya hasta Augusto lo sabe, pues vio cuando te besé. De hecho aprovecho para pedirte disculpas por lo que hice…

Katherine: No, no te preocupes. No son necesarias las disculpas. ¿Y... cuándo será la boda de tu hijo?

Leopoldo: No lo sé aún. Tenía un concepto diferente de Cristina, la prometida de mi hijo. Ella es una mujer muy histérica. Creo que Augusto tendrá que casarse con ella prácticamente por obligación. Es capaz de matarse sino se casa con ella. Y ahora regresando a lo de ahorita Katherine, te quiero proponer algo…

Katherine: Sí, dime sin ningún problema. ¿Qué…es?

Leopoldo: ¿Te casarías conmigo?

Katherine se sorprende, dejándola impactada por la propuesta de Leopoldo. Ambos se miran fijamente.

CONTINUARÁ…

No hay comentarios:

Publicar un comentario